El Ego, también conocido como el Yo, es todo con lo que nos solemos identificar. Es la estructura psíquica que dice que somos un nombre, un trabajo o una profesión.
Al ego usualmente le gusta identificarse porque es donde se puede sentir tranquilo, sin perder el control o vivir emociones fuertes, donde le rompan la estructura que logró establecer en la vida. En este artículo vamos a entender un poco las artimañas más comunes del ego y qué problemas nos generan.
¿Qué es el ego?
El ego es la estructura psíquica que nos permite relacionarnos con los demás, generando un sentido de ser algo, alguien en este mundo. Mi nombre es “Juan”, soy “doctor”, tengo “36 años”. Esta estructura se suele diferenciar del inconsciente, la parte más oculta a la que el ego no tiene acceso. El ego es el que permite ponerle estructura a nuestra vida, ordenarla y que tenga un sentido racional. Tiene una utilidad principal que es el de relacionarnos en sociedad y también con nosotros mismos.
Los Problemas más comunes del Ego
La vida suele ser un cambio constante, es por eso que el ego, al que le suele gustar la estructura y la rigidez, se enfrenta a problemas de distinto tipo. Estos son los más comunes.
1. Identificarse con algo
Identificarse es necesario para vivir en sociedad. Tenemos nombres personales, roles y al ego le viene bien identificarse con algo, para sentirse en control y empoderado.
El problema de esto es que la vida cambia y las circunstancias de la misma también. Lo que antes nos encantaba, por ejemplo: estudiar medicina, puede que ya no nos guste más. Puede que queramos estudiar otra carrera, hacer otras actividades, cambiar de pareja o simplemente irnos a vivir a otro lado.
Todo aquello con lo que nos identificábamos se cae y eso trae mucho miedo, culpa y angustia, ya que no sabemos qué nos espera del otro lado.
Poder quitarnos la etiqueta que alguna vez nos sirvió es clave para poder vivir una vida sana y flexible, libre de angustias e inseguridades.
Además, las etiquetas suelen fijarnos en formas de ser, establecidas en nuestra personalidad o incluso fijarnos en enfermedades que en verdad, son pasajeras. Por ejemplo: “soy depresivo” o “soy vago”.
Esta etiqueta solo hace que estemos anclados a la patología o al problema sin poder salir del mismo, ya que una parte de nuestra personalidad, se define por ese problema.
Poder sacarnos las etiquetas que ya no nos sirven o no nos identifican, es necesario para poder abrirnos a lo nuevo y a lo diferente.
2. Sentirse superior o inferior
El ego tiende a sentirse más poderoso de lo que es. También puede sentirse inferior a lo que es. Tanto si se infla como si se desinfla, puede sufrir y mucho. Al creerse superior a los otros, solo se aleja de las personas. Esto genera frialdad y apatía, pudiendo incluso desarrollar un trastorno narcisista.
Si se cree menos, inferior, puede suceder algo similar, nadie se nos acerca, la gente desconfiará de nosotros ya que ni siquiera nosotros mismos creemos en nuestras capacidades.
Lo que suele haber de fondo en ambos casos es una gran inseguridad de quién es realmente la persona. Se encuentra perdida y utiliza el poder o la victimización para eludir esta pregunta y la emoción profunda de sentirse realmente perdido o vacío en la vida.
Poder conectar y abrirse al amor es lo único que permitirá al ego dejar de sentirse superior o inferior a los demás, ya que el amor conecta a las personas al presente y a la realidad. La humildad es un aspecto clave para poder ablandar al ego y ser más empáticos con los demás.
3. Controlar todo
Algo que tenemos que tener cuidado es la tendencia a controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor. Especialmente con las personas. El ego muchas veces por evitar que lo lastimen, quiere controlar lo que hacen otras personas o lo que piensan de uno o una misma. Tengan cuidado con esto, porque solamente genera caos y miedo, afectando nuestra vida. Podemos lastimar mucho a una persona cuando queremos controlar todo lo que hace. También podemos sufrir de tristeza, apatía y hasta depresión cuando queremos controlar todo lo que pasa en nuestra vida, ya que no dejamos lugar a lo espontáneo, la sopresa, que es lo más lindo que tiene la vida.
El ego realmente quiere controlar para evitar sentir emociones fuertes derivadas de un fracaso, una traición, una situación que le genere algún tipo de angustia.
Poder entender que no controlamos lo que pasa a nuestro alrededor, es realmente liberador. Para esto deberíamos dejar lugar a la confianza, a la certeza de que las cosas suceden y están conectadas con nuestro propósito en esta vida.
El Ego como amigo
No es cuestión de querer erradicar al ego, disolverlo o destruirlo, es amigarse con estas tendencias que tiene y poder ser consciente de las mismas. Por eso, siempre es mejor amigarnos con esta parte nuestra que tiene miedo, inseguridades, que a veces piensa lo peor y lo más terrible. Hasta podemos reírnos si no lo tomamos como algo más que lo que es, el ego con sus miedos al cambio, con su temor a sentir y a transformarse en la experiencia de la vida.
Tener la humildad suficiente para poder conectar con las personas no desde el ego, sino desde el amor y el alma, es apuntar a una vida en un alto nivel de consciencia.